Deuteronomio 30:15-16
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
La bendición de Dios va mucho más allá de lo material. No se trata solo de bienes, salud o prosperidad financiera, sino de su favor, su paz, su protección y su presencia en nuestra vida. La verdadera bendición de Dios es tener su respaldo en cada paso que damos, es saber que, aunque enfrentemos pruebas y dificultades, Él está con nosotros y nos llevará a la victoria. En la Biblia, Dios nos muestra que la bendición está relacionada con la obediencia. Cuando caminamos en sus caminos y seguimos sus mandamientos, las bendiciones nos alcanzan. No es solo que las busquemos, sino que ellas mismas nos persiguen porque estamos alineados con su voluntad.
Ezequiel 34:26 nos recuerda: Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.
Su bendición es como una lluvia que refresca, restaura y multiplica.
Hoy es un buen día para evaluar nuestra relación con Dios. ¿Estamos caminando en obediencia a su palabra? ¿Buscamos su presencia más que sus bendiciones? La bendición de Dios no es un simple deseo, sino una realidad para aquellos que deciden honrarlo con su vida. Si queremos recibir sus bendiciones, debemos acercarnos a Él con sinceridad y fe.
Jacob nos dejó una gran enseñanza en Génesis 32:26 cuando dijo: "No te dejaré, si no me bendices." Esta debe ser nuestra actitud: un anhelo profundo de recibir la bendición de Dios, pero también una determinación de vivir de acuerdo con su voluntad.
Señor, hoy vengo delante de ti reconociendo que todo lo que tengo y todo lo que soy te pertenece. Quiero caminar en obediencia a tu palabra, buscando más tu presencia que tus bendiciones. Ayúdame a confiar en tu voluntad y a permanecer firme en tu camino. Derrama sobre mi vida y mi familia lluvias de bendición, y que todo lo que haga refleje tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.
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